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martes, 30 de noviembre de 2010

EL DEVENIR Y LA LEY DE LA RENUNCIA

Llamamos renuncia al devenir actuando en la vida tal cual la percibimos e interpretamos. De
acuerdo con nuestro nivel de desenvolvimiento y la situación en la que nos encontramos, es
cómo interpretamos los efectos del devenir en nuestras vidas y también qué es renunciar. Por
ejemplo, los cambios que experimentamos cuando estamos creciendo, los vemos como
positivos y estimulantes. En la adolescencia no decimos, “perdí mi niñez”, sino más bien
decimos “¡Soy un adolescente! ¡Quiero libertad de acción!” Pero, cuando entramos en la
tercera edad empezamos a interpretar los cambios como pérdidas, pues a nuestros ojos esos
cambios nos acercan a la muerte. En general, para la mayoría de nosotros, la renuncia es el
devenir en su forma negativa. Al devenir en su forma positiva lo llamamos vida normal, suerte,
derecho adquirido a ser feliz, o de cualquier otro modo atractivo. Sin embargo, los cambios son
la esencia de nuestra posibilidad de desenvolvimiento, tanto los cambios positivos como los
que vemos como negativos o despojantes. Entonces, la renuncia –el devenir expresado en la
vida del ser humano— es sinónimo de nuestra posibilidad de desenvolvimiento.
La vida se nos presenta como un presente continuo. No podemos repetir lo que ya ocurrió ni
anticipar lo que todavía no es. En consecuencia, no podemos retener nada, ni siquiera en forma
temporaria, ya que el presente es como una gota de mercurio que siempre está allí, pero que no
podemos asir.
El cambio continuo del devenir implica, entonces, que vivir es renunciar también en forma
continua. Sobre esta realidad nos basamos para decir que la renuncia es una ley. Entender que
la renuncia es una ley nos libera de la ilusión de creer que depende de nosotros si nos
desprendemos o no de lo que atesoramos. La realidad es que la vida misma, segundo a
segundo, nos lleva a desasirnos de todo lo que atesoramos.
Vivimos la renuncia como práctica ascética-mística a través de tres actitudes ante la vida:
presencia, participación y reversibilidad.
Presencia
Presencia significa mantenernos en el presente. Cerramos la puerta al escape del momento.
Si recordamos, es para comprender lo que estamos viviendo; si anticipamos, es para
discernir lo que tenemos que hacer ahora.
En un contexto mayor, mantenernos en el presente es estar consciente del gran contexto de
la vida. En relación con la noción de ser, es mantenernos concientes de lo divino en
nosotros y de nosotros en el mundo y la vida. En el contexto de la humanidad, es
mantenernos presentes en la sociedad, estimular su adelanto y producir en nosotros mismos
los cambios que quisiéramos producir en los demás y en el mundo. Esto nos conduce a la:
Participación
Con el contexto universal, al expandir los límites de la visión que tenemos de nosotros
mismos y del mundo en que vivimos.
Con el contexto humano –todos los seres humanos– por la práctica de la economía
providencial con el consiguiente desarrollo de una actitud abierta y solidaria, permeable al
mensaje del medio y de la vida. Esto implica:
Reversibilidad
En la armonía de los opuestos, es saber estar plenamente aquí y ahora sin perder la
conciencia del eterno presente. Lo particular y lo general, lo individual y lo colectivo, yo y
la humanidad, son dos caras de una misma realidad. Lograr reversibilidad es asentar nuestra
conciencia sobre la realidad, reconociendo la validez de todas sus expresiones.
En la problemática personal, es ubicar nuestros problemas personales en el contexto de los
problemas ajenos y los generales. Esto nos lleva a comprender la ilusión de buscar una
felicidad particular, separada del medio en el que vivimos.
El presente es, en parte, el resultado de la interacción entre las posibilidades del ahora con las
consecuencias de los instantes pasados; no sólo de los que nosotros hemos vivido, sino de los
de más allá de nuestro mundo particular. Esta interacción se rige por tres leyes: la Ley de
Predestinación Consecutiva, la Ley Arbitral de Posibilidades y la Llamarada.
La Ley de Predestinación Consecutiva
La Ley de Predestinación Consecutiva determina la situación en la que nos encontramos en
cada momento de nuestra vida. Nuestro presente es el resultado de la sinergia producida por
nuestras acciones pasadas, A su vez nuestras acciones tienen lugar dentro del contexto creado
por las acciones de los demás seres humanos a lo largo del tiempo. La sinergia de nuestras
acciones está íntimamente ligada a las acciones sinérgicas de toda la humanidad.
Si bien el contexto en que vivimos está creado por las múltiples acciones de la humanidad, cada
uno de nosotros es un factor participante e influye en la forma en que ocurren los cambios y en
sus consecuencias en el desenvolvimiento humano.
Dentro de nuestro contexto individual, cada acción nuestra, y también nuestros estados
mentales, emocionales, e incluso nuestras intenciones, determinan las consecuencias que nos
afectan instante tras instante –y en su medida, las consecuencias que tienen que enfrentar
quienes nos rodean y la humanidad en general.
Cada acción tiene un efecto. La concatenación de efectos produce consecuencias que, muchas
veces, aparecen como desconectadas de cualquier acción específica. Nos es difícil relacionar
causa y efecto por el efecto sinérgico de muchas causas y efectos todos actuando
simultáneamente y a lo largo del tiempo. Es por ello que, al considerar las consecuencias de
nuestras acciones, tenemos que tener en cuenta mucho más que los efectos inmediatos que
percibimos. La sucesión de efectos producidos por cada acción se pierde en la inmediatez de
nuestra percepción, pero actúa indefectiblemente en nuestro destino y en el de la humanidad.
Haciendo una analogía, las consecuencias de la estela que va dejando la embarcación en la que
navegamos a lo largo del río supera el efecto visual que nos agrada contemplar desde la popa.
La corriente que produce nuestra embarcación influye, por ejemplo, en qué pez come y en cuál
es comido y, cuando las ondas erosionan las orillas, determinan qué árboles se caen, qué casas
se destruyen. Y aún más, afectan directamente la vida de las personas que viven en ellas y de
muchas otras que se relacionan con esas personas.
Muchas de nuestras decisiones nos afectan a nosotros y a otros de manera más trascendente de
la que podemos asociar con la importancia que damos a lo que estamos haciendo. Podemos
imaginar cuánto más nos afectan las consecuencias de las decisiones que tomamos sobre cómo
orientar nuestra vida.
La Ley Arbitral de Posibilidades
La Ley Arbitral de Posibilidades establece el marco en el que ejercemos nuestro libre albedrío.
Si bien estamos sujetos a la Ley de Predestinación Consecutiva, podemos decidir cómo
responder ante las situaciones que se nos presentan y, de esa manera, acelerar o retardar nuestro
desenvolvimiento y el adelanto humano. Esto significa que, en el contexto de la Idea Madre,
está a nuestro arbitrio la forma en que respondemos a los efectos de la Ley de Predestinación
Consecutiva y la celeridad con que realizamos el fin último, no sólo de nuestro destino, sino
también el de la humanidad en su conjunto.
La Ley de Predestinación Consecutiva y la Ley Arbitral de Posibilidades operan
simultáneamente y en forma armónica. La Ley de Predestinación Consecutiva contextúa la
onda de causas y efectos de nuestras acciones en el marco de la Idea Madre. La Ley Arbitral de
Posibilidades nos da la oportunidad de corregir la dirección que toma nuestra vida, para bien o
para mal, Si nuestras acciones nos orientan hacia la realización de la Idea Madre, generamos
adelanto y plenitud; de lo contrario, causamos sufrimiento, tanto a nosotros mismos como a la
humanidad.
La Llamarada
Llamamos La Llamarada a la toma de conciencia que experimentamos en momento en que
descubrimos la conexión que existe entre nuestro libre albedrío y la posibilidad de realizar la
Idea Madre que rige nuestra vida. Experimentamos ese descubrimiento como un anhelo de
adelantar y de dedicar nuestra vida a producir nuestro desenvolvimiento. En otras palabras, La
Llamarada es el momento en que despierta nuestra vocación de desenvolvimiento.
Decimos que la Llamarada es una ley porque el anhelo de desenvolvernos es un hecho que se
presenta en un momento de la vida de todos los seres humanos. Después de ese momento
podemos confirmar o desconocer ese llamado interior. De acuerdo con la forma en que
respondemos a él será el ritmo de nuestro desenvolvimiento, y también serán los dolores y las
plenitudes que habremos de encontrar y el aporte que hagamos al progreso de la humanidad.

LA DOCTRINA DE CAFH – LA ENSEÑANZA

Características de la Enseñanza de Cafh
Cafh expone su visión del mundo y de la vida en la enseñanza. Ésta se compone de:
La enseñanza de Cafh: Conceptos propios de Cafh, que expresan su visión del mundo y de
la vida.
La enseñanza universal: Puntos de vista compartidos por las diversas religiones, filosofías
y doctrinas espirituales.
Además, quienes transmiten las enseñanzas aportan las comprensiones que alcanzan a través de
su experiencia personal.
El objeto de la enseñanza de Cafh es el desenvolvimiento del individuo, sin imponerle un
sistema de ideas ni un dogma como objeto de fe.
Los oradores tienen especial cuidado en que los conceptos que expresan no se fijen en dogmas.
Por esa razón, las enseñanzas se renuevan de acuerdo con el adelanto del conocimiento
humano. Los apuntes de enseñanza son apoyos conceptuales, referidos a un momento y a una
circunstancia, puntos de partida para, desde allí, avanzar en el descubrimiento del insondable
misterio de la realidad de la vida y de la razón de ser de la existencia.
La Enseñanza de Cafh presenta una visión de la vida y del mundo, sin exigir que se crea en
ellas; cada uno ha de verificarla a través de su desenvolvimiento y experiencia individual.
La Enseñanza de Cafh respeta las diferentes teorías sobre el mundo y la vida, pero acepta como
verdad sólo aquello que es evidente y verificable por la experiencia.
La Enseñanza de Cafh fomenta no sólo el estudio de su punto de vista, sino también los de
otras concepciones, para que cada uno desarrolle su discernimiento y alcance una visión
universal de sí mismo y del mundo.
La Enseñanza de Cafh asevera que las grandes religiones contienen en esencia las verdades
fundamentales; que el conocimiento de sus diferentes concepciones permite comprenderlas en
su contexto y dentro del gran conjunto de ideas sobre la vida y el mundo.
La Enseñanza de Cafh sugiere que la visión del mundo y la vida se amplía expandiendo la
conciencia a través del desenvolvimiento interior y la comprensión de diferentes puntos de
vista.
La Enseñanza de Cafh asevera que una religión universal puede orientar a la humanidad hacia
la solución definitiva de las luchas entre los seres humanos y problemas económicos y sociales
que los aquejan.
Significado de Términos que aparecen en la Enseñanza de Cafh
Dios
En la Enseñanza de Cafh, la palabra Dios expresa el principio fundamental del universo, el
espíritu eterno que anima la manifestación.
Los miembros de Cafh acostumbramos a reverenciar a Dios en la imagen femenina de la
Divina Madre.
La Divina Madre es, en Cafh, el principal punto de atención y veneración como expresión de la
obra, el amor y la omnipotencia de Dios.
La Enseñanza de Cafh reconoce en la Divina Madre un estado potencial y otro activo.
Llama Hes al estado potencial –lo que aun no es—.
Llama Ahehia al estado activo –lo que está siendo—.
La Divina Encarnación
Lo divino encarna periódicamente sobre la Tierra para impregnar todo con su presencia,
iluminar nuestras mentes y predisponernos a la unión divina. A lo divino encarnado que vive
entre nosotros como un ser humano y participa de todas las vicisitudes de nuestras vidas lo
llamamos Fuerte Libertador.
Lo que es hecho por la divina encarnación –dar dimensión cósmica a la conciencia del ser
humano— y abarca la conciencia de la humanidad, lo ha de repetir cada uno de nosotros en sí
mismo, aplicando su voluntad y su esfuerzo. El canal que nos es abierto hacia lo divino por el
Fuerte Libertador lo hemos de transitar por nosotros mismos, en todo su recorrido.
Llamamos encarnación al acto por el cual lo divino toma cuerpo humano.
Llamamos redención al acto divino de abrir a los seres humanos, plenamente, la posibilidad de
alcanzar la unión con Dios.
Llamamos unión con Dios, o unión divina, a la identificación de nuestra conciencia con la
conciencia cósmica.
Alma
La palabra alma tiene diversas acepciones.
La acepción más corriente es la más usada en este curso, y quiere decir: ser humano o persona.
En el pensamiento religioso, alma es la parte inmortal del individuo.
También, el alma de una persona es el complejo de atributos humanos que se expresan como
conciencia, pensamiento, sentimiento y voluntad.
En el curso El Devenir leemos:
“El alma es la mente del ser humano; es real por las manifestaciones que la determinan, si bien
es invisible por su especie.”, y que está constituida por la mente instintiva, la mente
comprensiva y la mente intuitiva.
“...En la mente instintiva están registradas todas las experiencias hechas y en ella se originan
los impulsos que se expresan en el ser humano.
"…La mente comprensiva es la parte del alma que analiza las ideas y controla los sentimientos;
observa el material expuesto, considera los resultados y no permite que el instinto prevalezca
sobre el entendimiento.
“...El ser humano actual está desarrollando la mente comprensiva. Si bien todavía no puede
dominar todas las manifestaciones del instinto, ya no es puramente instintivo."
"...La mente intuitiva es la potencia del alma que conoce las cosas en sí y las expresa sin
variantes.” Es una facultad que todavía tenemos que desarrollar.
El Plan de Evolución Universal
La Enseñanza de Cafh considera que la manifestación tiene una finalidad, y que la vida sigue
un trayecto progresivo hacia esa finalidad.
La Enseñanza de Cafh llama Plan de Evolución Universal al esquema divino que rige la vida en
cumplimiento de su finalidad.
La Idea Madre
La Enseñanza de Cafh considera que el Plan de Evolución Universal se desarrolla por etapas, y
llama Idea Madre a la finalidad que los seres humanos tenemos que realizar en cada una de esas
etapas.
La Enseñanza de Cafh considera que la Idea Madre en el período de desenvolvimiento actual
nos impulsa a armonizar los valores que promueven el adelanto personal con valores
universales que se expresan en actitudes y acciones que conduzcan hacia nuestro fin último, la
unión divina.
La Enseñanza de Cafh considera que en la medida en que el alma realiza la egoencia actualiza
la Idea Madre en su vida cotidiana.
La Gran Obra
La Enseñanza de Cafh llama Gran Obra al conjunto de obras materiales, intelectuales y
espirituales que los seres humanos efectuamos para realizar nuestro destino, de acuerdo con el
Plan de Evolución Universal.
Como no tenemos una conciencia plena y actual de la finalidad última de nuestras obras, no
todas nuestras acciones propician la realización del Plan de Evolución Universal. Las que
coinciden con la finalidad última aceleran nuestro desenvolvimiento y nos brindan plenitud; las
que no, retardan nuestra evolución y nos ocasionan sufrimiento. Pero, en su conjunto, todas
ellas nos mueven a cumplir la finalidad de nuestras vidas.
La Enseñanza de Cafh llama Integridad de la Gran Obra al conjunto de obras materiales,
intelectuales y espirituales que realizamos en armonía con el Plan de Evolución Universal.
La Gran Corriente
La Enseñanza de Cafh llama Gran Corriente a la conjunción de la fuerza de los Maestros2 que
proyectan la Idea Madre sobre la humanidad con la fuerza de la intención, los pensamientos y
sentimientos que generamos para realizar nuestros propósitos. Cuando estos propósitos
nuestros armonizan con la Idea Madre se genera una fuerza que acelera nuestro
desenvolvimiento. Por ende, la conjunción armónica de estas fuerzas es beneficiosa y
constructiva para nosotros, nuestro medio y la humanidad.
Llamamos Poder de la Gran Corriente a esta poderosa fuerza que nos impulsa a cumplir con
plenitud nuestro destino, de acuerdo con la Idea Madre que nos rige en esta etapa del Plan de
Evolución Universal.
La Gracia
La enseñanza de Cafh llama gracia a la dirección, la asistencia y la protección divina que
recibimos de los Maestros3, de acuerdo con el Plan de Evolución Universal. Cuando a través de
nuestra intención y nuestros actos nos ponemos en sintonía con la Gran Corriente, la gracia
divina se actualiza en nosotros y ampara nuestro desenvolvimiento.
El Devenir
El Plan de Evolución Universal se lleva a cabo gracias al proceso de cambio que llamamos
Devenir. Es obvio que para que haya evolución ha de haber cambio.
Desde un punto de vista amplio, el devenir es la sucesión de cambios que observamos en el
cosmos. Desde un punto de vista más restringido, el devenir es la sucesión de cambios que
experimentamos a lo largo del proceso de expansión de nuestra conciencia.
Desde el punto de vista individual, el devenir es tanto ir siendo, como el proceso de ser o, más
bien, devenir es ser en proceso. El devenir es el cambio permanente de un presente que deviene
en pasado y de un futuro que deviene en presente.


jueves, 25 de noviembre de 2010

LA DOCTRINA DE CAFH – CARACTERISTICAS

La doctrina de Cafh es universal, incluyente. Se abstiene de señalar quién está en lo cierto y
quién en el error. Al contrario, pone de manifiesto la unidad fundamental de todos los caminos
que impulsan el desenvolvimiento de los seres humanos.
La doctrina de Cafh es simple:
• La libertad tiene dos aspectos, uno interior y otro exterior.
• La libertad interior depende del grado de sabiduría y de auto-dominio del individuo.
Nadie tiene derecho a limitar la libertad interior de otro ser humano. Quien desenvuelve
libertad interior trabaja para la paz y la felicidad en el mundo.
• La libertad exterior se ejerce dentro de los límites marcados por la responsabilidad
social y el sentido de participación. En la medida en que nos desenvolvemos, nuestra
conducta se hace cada vez menos arbitraria y mejor responde a la necesidad de
desenvolvimiento de nosotros mismos y de todos los seres humanos. De allí la
necesidad de que cada uno de nosotros llegue a ser dueño de sus pensamientos,
sentimientos y acciones. Este dominio es la base del conocimiento propio y de la
libertad que podemos ejercer. Cafh nos insta a respetar el concepto de que nuestra
libertad termina donde comienza la libertad del prójimo.
• La verdad no es propiedad ni de un individuo ni de una institución. La verdad la
descubrimos en nuestro interior y en nuestra experiencia, en la medida en que
avanzamos en nuestro desenvolvimiento espiritual.
• Las aseveraciones que no son evidentes por sí mismas o que no son corroboradas por la
experiencia son sólo posibilidades. Es interesante y a veces estimulante cotejar las
diversas teorías sobre la vida y el mundo. Pero, en definitiva, cada uno ha de comprobar
la veracidad de sus interpretaciones a través de su propia experiencia.
• Para desenvolvernos espiritualmente, más que profesar una creencia determinada, es
necesario contar con una visión del mundo y de la vida que pueda servir de base
conceptual al trabajo concreto sobre nuestra conducta.
Cafh nos ofrece una visión del mundo basada en el conocimiento universal, centrada en el
sentido común y la participación efectiva en el desenvolvimiento humano, en la cual podemos
apoyar nuestro trabajo espiritual. De esa manera nos pone frente al desafío de responder por
nosotros mismos a las preguntas fundamentales a través de un trabajo consciente para
conocernos, descubrir nuestras posibilidades y realizar las que promuevan la expansión de
nuestra conciencia y beneficien a la humanidad.
Cafh afirma que las doctrinas son interpretaciones de la realidad y que, por lo tanto, ningún
grupo humano puede sostener que tiene la doctrina verdadera y final.
Cafh considera que querer imponer una creencia o una manera de pensar es una forma clara de
manipulación. Cafh ve a la sociedad como una comunidad de seres humanos individuales.
Expresa su respeto por la sociedad en su respeto por cada ser humano. Por lo mismo, si bien
Cafh ofrece una concepción del mundo y de la vida y la expone, no la impone a quien piense
diferentemente, ni a los miembros de Cafh, ni a otros.
Cafh propone un pensamiento universal, libre de sectarismos y antagonismos, actualizado a
través del desenvolvimiento del individuo.
Cafh colabora en el surgimiento de una religión universal que armonice las ideas
fundamentales de las diversas creencias de manera que coincidan con la Idea Madre y dé cabida
a todas las formas en que los individuos se relacionen con lo divino.
Cafh exhorta a cada individuo a reconocer y a cumplir la responsabilidad que le corresponde.
De esa manera propicia el desenvolvimiento personal y el adelanto de la humanidad.
La paz y la felicidad no vienen de afuera –gobiernos, instituciones, ideologías, creencias– sino
provienen del ser mismo, de su disposición para comprenderse y de su voluntad de amar y
desenvolverse. En la medida en que el ser avanza en su desenvolvimiento, en esa medida
alcanza paz en sí mismo y genera paz en el mundo.
Cuando cada uno tenga paz en su corazón, habrá paz y felicidad en el mundo.
La Doctrina de Cafh se expresa a través de su Enseñanza.

POSTULADOS Y PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DE CAFH





Postulados
Cafh tiene los siguientes postulados:
El principio fundamental del universo –Dios– trasciende nuestra comprensión actual.
Por tener conciencia –percepción inteligente de nosotros mismos y de nuestro campo de acción - y voluntad –capacidad de proponernos objetivos y de realizarlos– los seres humanos tenemos innumerables posibilidades respecto de nuestro desenvolvimiento.
Los miembros de Cafh sostenemos que desenvolvernos espiritualmente es nuestra tarea
fundamental y que, a través de nuestro desenvolvimiento espiritual, podemos llegar a
conocernos a nosotros mismos y comprender nuestra relación con la vida, el mundo y lo divino.
Los miembros de Cafh sostenemos que aplicar fructíferamente lo que aprendemos es nuestra forma de participar con la sociedad y, así, lograr paz y felicidad para nosotros y generar paz y adelanto para la humanidad.
Comentarios
Cafh nos ofrece un camino de desenvolvimiento apto para todos, para que podamos realizar nuestras posibilidades según nuestra voluntad y nuestras características.
Llamamos tener vocación espiritual a aplicar nuestra voluntad a desenvolvernos
espiritualmente.
Como recalcamos la responsabilidad y la capacidad individual de aprender, no nos adherimos a dogmatismos irreductibles ni nos sometemos a personalidades carismáticas o de otra índole.
Cuidamos no confundir la jerarquía de funciones con la superioridad de unas personas sobre otras. Por esto, los miembros de Cafh no nos catalogamos como Maestros y discípulos. La búsqueda de lo divino es individual; quienes emprendemos esa búsqueda somos compañeros de camino.

Principios fundamentales
Los seres humanos tenemos derecho a ejercer la libertad de pensar, sentir y decidir sobre nuestra vida sin interferencia de otros.
El ejercicio de la libertad es básico para el desenvolvimiento humano y nos da innumerables posibilidades; entre ellas, la de asumir compromisos con nosotros mismos, con los demás y con Dios. Una vez que asumimos compromisos, el ejercicio de la libertad consiste en cumplirlos con fidelidad.
El derecho a la libertad implica responsabilidad en el ejercicio de esa libertad. El desarrollo de la responsabilidad hace que el ejercicio de la libertad dé frutos de paz y felicidad.
Comentarios
La enseñanza de Cafh tiene como objetivo ayudarnos a expandir nuestra conciencia con una visión actualizada de la vida y del mundo. La expansión de la conciencia desarrolla, entre otros valores, el sentido de responsabilidad.
La Renuncia es la base de la enseñanza de Cafh y la enseña a través de la Ascética de la
Renuncia y la Mística del Corazón.
La aceptación de la limitación de nuestro entendimiento y la voluntad de desarrollar la
comprensión de nosotros mismos, de la vida y del mundo, son las bases firmes de nuestro camino de desenvolvimiento.
Con estos postulados y principios fundamentales Cafh promueve nuestro desenvolvimiento espiritual.
Cafh se brinda sin discriminación a todos los seres humanos para estimular su
desenvolvimiento. Sus enseñanzas se expresan a través de las instituciones patrocinadas por Cafh y, particularmente, por la manera en que sus miembros las aplican en sus vidas.
Cafh no tiene las respuestas últimas ni tampoco la solución a los problemas del mundo, pero provee medios para desenvolver una humanidad más armónica y contribuir al advenimiento de una religión universal en la que se armonicen los principios fundamentales de las diferentes creencias actuales.