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LA GRAN CORRIENTE

La Enseñanza de Cafh llama Gran Corriente a la conjunción de la fuerza de los Maestros que
proyectan la Idea Madre sobre la humanidad con la fuerza de la intención, los pensamientos y
sentimientos que los seres humanos generamos para realizar nuestros propósitos.
Cuando estos propósitos armonizan con la Idea Madre se genera una fuerza que acelera nuestro
desenvolvimiento.
Llamamos Poder de la Gran Corriente a esta poderosa fuerza que nos impulsa a cumplir con
plenitud nuestro destino, de acuerdo con la Idea Madre que nos rige en esta etapa del Plan de
Evolución Universal.
Cafh es una Obra nacida del pensamiento de los Maestros y es el resultado eficiente del
cumplimiento de una parte del Plan de Evolución Universal.
Los Maestros que necesariamente idearon a Cafh la reflejaron en la Tierra en nosotros, los
Hijos e Hijas que habían de darle vida y organizarla. Estas corrientes de un pensamiento divino
y de una correspondencia humana generaron una fuerza –el Poder de la Gran Corriente— que
paulatinamente invadió el campo magnético de la ideación de Cafh y formó su cuerpo
energético.
El Poder de la Gran Corriente, entonces, se genera en Cafh a través de la interacción entre el
pensamiento divino y la correspondencia humana de sus miembros, interacción que mantiene,
acrecienta y distribuye las energías del cuerpo energético de Cafh.
El Poder de la Gran Corriente sostiene la fuerza de Cafh: pasada, presente y futura; divina,
mental y material.
El Poder de la Gran Corriente es la fuerza del pasado porque todos los pensamientos y
sentimientos de bien que los Hijos y las Hijas hemos tenido en relación con Cafh, y aún
nuestras comprensiones y esfuerzos, por estar en contacto con la Gran Corriente, se expanden y
potencian en el presente de tal manera que tienden a transformarse en realidades que sostienen
la obra de Cafh.
El Poder de la Gran Corriente es la fuerza del presente por la ofrenda de vida que los miembros
de Cafh realizamos a través de nuestros votos. Al unirnos a Cafh con un voto, nos unimos al
cuerpo energético de Cafh. Por la fidelidad a nuestro voto, aún nuestro acto más insignificante
toma un valor extraordinario y nos hace participar de la obra de Cafh.
El Poder de la Gran Corriente es la fuerza del futuro porque nuestra renuncia transforma aún las
conquistas limitadas que podamos alcanzar en una fuerza que ciertamente se concretará en las
obras que sean necesarias al desenvolvimiento de la humanidad. Renunciando de antemano a
los frutos de nuestro trabajo, lo liberamos de los factores que lo hacen limitado y perecedero.
El Poder de la Gran Corriente es una fuerza divina porque es la Idea Madre expresada por los
Maestros de Cafh y correspondida por sus miembros. Esta fuerza divina protege a Cafh y
acrecienta su poder con el saber y el amor que los Maestros irradian a través de su asistencia.
El Poder de la Gran Corriente es una fuerza mental porque es la vía de comunicación entre los
Maestros y nosotros, los Hijos e Hijas. La Idea Madre se trasmite a través de la revelación que
se hace vida en la enseñanza oral. La enseñanza fluye desde la conciencia de los Maestros a
nuestra atención expectante y desde nuestra voluntad de comprender a la condescendencia de
los Maestros. A través de esta vía entre los Maestros y nosotros, las fuerzas mentales generadas
por la Gran Corriente se vuelcan en el cuerpo energético de Cafh.
El Poder de la Gran Corriente es una fuerza material porque los miembros de Cafh aportamos
nuestra fuerza, nuestras posibilidades y aun nuestra vida a la Gran Corriente.
Damos nuestra fuerza a través de la reserva de energías y del trabajo de asistencia física y
astral; damos nuestras posibilidades por la entrega del tiempo y damos nuestra vida por la
renuncia a parte de nuestros bienes, tanto intrínsecos como extrínsecos.
A través del fluir continuo del Poder de la Gran Corriente, el cuerpo energético de Cafh se pone
en contacto con el cuerpo energético del universo, intercambiando fuerzas con los centros
similares a él que aportan sus energías para la formación de la Idea Madre espiritual del futuro.
Esta actividad receptora, acumuladora y expansiva de Cafh acrecienta y renueva su poder.
El Poder de la Gran Corriente alimenta el cuerpo místico de Cafh. Este poder se regula a través
de las jerarquías de Cafh y a través de la ofrenda de nosotros, los Hijos y las Hijas.
Los miembros de Cafh participamos del Poder de la Gran Corriente en forma progresiva y
según nuestro grado de ofrenda, expresado específicamente en el cumplimiento de nuestros
votos.
La participación al Poder de la Gran Corriente exige la ofrenda voluntaria y continuada del
alma y la correspondencia gratuita y amorosa de los Maestros. Esta participación es por reflejo,
alternada o permanente.
Los que ofrendamos nuestra atención y buena voluntad a la Gran Obra participamos de la Gran
Corriente por reflejo: es como si fuéramos tocados por la luz divina.
Los que ofrendamos una parte substancial de nuestro tiempo y energías penetramos en la Gran
Corriente y nuestra mente se ilumina por ella en los momentos de recogimiento.
Los miembros de Cafh que ofrendamos sin reservas nuestra vida a la Gran Obra nos
identificamos con ella y en consecuencia somos tomados por la Gran Corriente. Esta
participación al Poder de la Gran Corriente es siempre paulatina ya que nadie podría recibirla
en su totalidad sin morir. Nos vamos identificando con ella poco a poco.
La Gran Corriente se actualiza diariamente en nosotros a través de las bendiciones. Los
Maestros actúan como canales divinos y trasmiten la bendición a Cafh, al CGM o DGM y a sus
Delegados. Estos a su vez actúan como canales humanos y trasmiten la bendición a todos los
miembros de Cafh.
A través de la transmisión de la bendición, el Poder de la Gran Corriente se distribuye
sabiamente, siempre en la medida en que los Hijos y las Hijas nos hagamos acreedores a ella,
de acuerdo con nuestras posibilidades, nuestros esfuerzos y la intención que nos mueve.
Los miembros de Cafh que no contribuimos con nuestro esfuerzo al sostenimiento de la Gran
Obra y al Poder de la Gran Corriente, tarde o temprano, somos apartados de la Gran Corriente.
No corresponder con responsabilidad a la gracia divina y ser perezoso en el cumplimiento de
los propios deberes, es vivir a expensas de la Gran Corriente.
No corresponder, egoísta y tercamente, a la Gran Obra y enriquecerse en forma deliberada a
costa de la renuncia de las almas y del Poder de la Gran Corriente, es aún más grave y, tarde o
temprano causa la separación del Hijo o la Hija del Cuerpo Visible de Cafh.
La Gran Corriente actúa en forma continua y benéfica en todos los aspectos de nuestra vida;
pero podemos desperdiciar esta gracia a través de actividades egoístas centradas en nuestro
propio y limitado interés. Cuando esto ocurre, no sólo malgastamos la energía que recibimos de
la Gran Corriente sino que impedimos que esa energía circule libremente en nuestra alma y sea
una fuente de bien para otras almas.
¡Estimada el alma que se esfuerza en hacerse acreedora al beneficio de la Gran Corriente!
¡Bienaventurada el alma que hace un hábito de su esfuerzo para vivir en la Gran Corriente!
¡Bendita el alma que con su esfuerzo se identifica con el Poder de la Gran Corriente!